Fray Alfonso María de la Cruz Sardinas Zavala nació el 30 de mayo de 1842 en Huánuco, Perú, en una familia cristiana. Tras quedar huérfano a una edad temprana, fue cuidado por su tío y a los 15 años ingresó al convento de los franciscanos de Ocopa. Realizó su profesión religiosa en 1862 y fue ordenado sacerdote en 1867, dedicándose a la vida austera y al servicio de Dios.
En 1875, fue trasladado a Lima, donde se destacó como vicario, bibliotecario y escritor, y se dedicó a la misión apostólica, extendiendo su labor a varias regiones del Perú. En 1883, fundó la Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción en Lima, junto con la Madre Clara Álvarez y la Madre Rebeca Valdivia Paredes, tras una experiencia de curación milagrosa por intercesión de María Inmaculada.
En 1890, fue nombrado obispo de Huánuco por el Papa León XIII. Durante su episcopado, mostró un profundo compromiso pastoral, fundando colegios y restaurando templos. Su vida estuvo marcada por una extrema humildad, pobreza y dedicación a la oración, a pesar de sufrir una llaga incurable en la pierna.
Falleció el 26 de junio de 1902 en Huánuco. Su vida ejemplar llevó al inicio de su proceso de canonización en 1964, y su tumba en la catedral de Huánuco es visitada por numerosos fieles que buscan su intercesión. La Congregación que fundó sigue adelante con su proceso de canonización.